Remontémonos más de 117 años atrás, cuando la construcción de nuestro faro en la desembocadura del Río Negro era sólo una hipótesis, y tal vez ni eso porque no se proyectaba para nuestra zona.
Los naufragios en las costas patagónicas cobraban importante número de vidas y capital.
Sólo teníamos conocimiento que el primero y único faro se encontraba en San Juan del Salvamento, islas de los Estados, construido en 1884.
Los trabajos se inician en 1886, con el esfuerzo de nuestros aborígenes, que acarrearon los materiales hasta los acantilados en algo más de novecientos viajes de carreta. .
A una altura de 45 metros se emplazó la farola, que tenía como destino las costas de Tierra de Fuego, pero las circunstancias y algo de picardía de los marinos locales quiso que se instalara en cercanías del fuerte Del Carmen, al sur de la desembocadura del río Negro.
Se le dotó de 8 lámparas, alimentadas por aceite, abrazando un sector de 25º y desarrollando un rayo de luz visible de unas 14 millas.
Desde ese el 25 de mayo de 1887, en nuestra ciudad no solo se conmemora el día de la patria, si no también comenzamos a recordar la inauguración de las aguas iluminadas de nuestro mar, que nos pertenece a todos, como la Celeste y Blanca y nos da sentido de soberanía.
Vale recordar que ese mismo día no solo se iluminaban las aguas del Atlántico.
Se inauguraba la Biblioteca Publica Viedma, en la ciudad, que pasó a ser algo más que 14 millas de luz. Fue la primer fuente de educación y faro de cultura para los habitantes de nuestras tierras del sur.
Dándole a éstos dos faros un perfil religioso el Párroco de Patagones Salesiano, Ángel Piccono, y el padrino de ceremonia, Bernardino Rivadavia (bisnieto del primer presidente argentino de igual nombre) con salva del 21 cañonazos, bendicen majestuosa obra que iluminará por siempre la navegación y la cultura rionegrina.
Actual sede de la biblioteca B. Mitre fundada en 1887
