Los submarinos del Golfo

¿Hubo un desembarco alemán en el Golfo de San Matías luego del fin de la Segunda Guerra Mundial? ¿Existen verdaderamente dos submarinos alemanes hundidos en la Caleta de los Loros? Son numerosas las preguntas que una extensa bibliografía sobre el fin de Hitler y de su régimen nos conectan con el golfo de las aguas más cálidas y azules de la Argentina.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial un convoy de submarinos alemanes zarpó desde Noruega con rumbo hacia nuestras aguas. Sin la complicidad de los aliados, y en particular del almirantazgo británico, esta operación hubiera resultado imposible. Durante su derrotero, el grupo de naves alemanas hundió cinco barcos, uno de ellos en aguas americanas. El Bahía, un crucero de la armada brasileña, que prestaba servicios al bando aliado con cuatro tripulantes norteamericanos a cargo de las comunicaciones, también resultó un blanco de uno de los U-Boote que fugaron hacia el sur.

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¿Hubo un desembarco alemán en el Golfo de San Matías luego del fin de la Segunda Guerra Mundial? ¿Existen verdaderamente dos submarinos alemanes hundidos en la Caleta de los Loros? Son numerosas las preguntas que una extensa bibliografía sobre el fin de Hitler y de su régimen nos conectan con el golfo de las aguas más cálidas y azules de la Argentina.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial un convoy de submarinos alemanes zarpó desde Noruega con rumbo hacia nuestras aguas. Sin la complicidad de los aliados, y en particular del almirantazgo británico, esta operación hubiera resultado imposible. Durante su derrotero, el grupo de naves alemanas hundió cinco barcos, uno de ellos en aguas americanas. El Bahía, un crucero de la armada brasileña, que prestaba servicios al bando aliado con cuatro tripulantes norteamericanos a cargo de las comunicaciones, también resultó un blanco de uno de los U-Boote que fugaron hacia el sur.

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19/01/2006

Los submarinos

Los submarinos del Golfo

¿Hubo un desembarco alemán en el Golfo de San Matías luego del fin de la Segunda Guerra Mundial? ¿Existen verdaderamente dos submarinos alemanes hundidos en la Caleta de los Loros? Son numerosas las preguntas que una extensa bibliografía sobre el fin de Hitler y de su régimen nos conectan con el golfo de las aguas más cálidas y azules de la Argentina.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial un convoy de submarinos alemanes zarpó desde Noruega con rumbo hacia nuestras aguas. Sin la complicidad de los aliados, y en particular del almirantazgo británico, esta operación hubiera resultado imposible. Durante su derrotero, el grupo de naves alemanas hundió cinco barcos, uno de ellos en aguas americanas. El Bahía, un crucero de la armada brasileña, que prestaba servicios al bando aliado con cuatro tripulantes norteamericanos a cargo de las comunicaciones, también resultó un blanco de uno de los U-Boote que fugaron hacia el sur.

La historia oficial dice que el Bahía se hundió por una torpeza de sus tripulantes mientras efectuaban una práctica de tiro con ametralladoras antiáreas. Según esta versión, una ráfaga habría impactado sobre las cargas de profundidad que trasportaba el crucero haciéndole estallar en mil pedazos. Más de trescientos brasileños y los cuatro estadounidenses que tripulaban el buque fueron a dar al fondo del océano.
La tesis de “Ultramar Sur. La última operación secreta del Tercer Reich”, escrita por Juan Salinas y Carlos De Nápoli”, postula, precisamente, que el ocultamiento de la verdadera causa del hundimiento del Bahía es un argumento muy fuerte para pensar seriamente que hubo un acuerdo, al finalizar la guerra, entre los británicos -y seguramente, a posteriori, con el consentimiento de los Estados Unidos- para permitir la fuga de jerarcas alemanes y tal vez la del mismo Hitler.

El relato de los últimos días del jefe del régimen nazi da cuenta de que tomó la decisión de suicidarse con Eva Braun, con quien se había casado apenas unas horas antes, para no ser capturado vivo por las fuerzas de Stalin. Se dice también que impartió la orden a Otto Gunsche, su ayudante personal, para que sus restos y los de Eva fueran cremados en los jardines de la Cancillería con el fin de que su cadáver no pudiera ser mostrado como un trofeo de guerra por las tropas rusas que avanzaban inexorablemente hacia el fhürerbunker. Sin embargo, Stalin jamás creyó que los restos calcinados que encontraron sus hombres pertenecieran a Hitler. Se lo hizo saber a Churchill cuando se reunieron en Berlín poco después de su caída y también al presidente de los Estados Unidos. La desconfianza de Stalin no era infundada. El Gobierno nazi sobrevivió en Flensburg hasta el 23 de mayo de 1945, es decir, veinte días después de la rendición alemana, con la aceptación de los británicos que legitimaron a Dšnitz al reconocerlo como jefe del gobierno Alemán luego de conocerse la muerte de Hitler.

Todo ese tiempo, sin duda, pudo aprovecharse para sacar el máximo rendimiento a la Operación Paperclip, urdida por el Estado Mayor de los Estados Unidos con el objeto de captar científicos, conocimientos y las armas más avanzadas del Tercer Reich ante la hipótesis de una guerra inminente con la Unión Soviética. Von Braun, hombre clave en la formación de la NASA y del proyecto Apolo, sirvió a los Estados Unidos hasta su muerte, aunque su pasado nazi no sólo fue ignorado por sus nuevos jefes sino que fue silenciado toda vez que resultó necesario hacerlo.
Wernher von Braun perteneció a las temibles SS y mostró durante todo el régimen una enorme fidelidad con las ideas que costaron la vida de millones de personas en los campos de exterminio nazi.

Operación Ultramar Sur
Para De Nápoli y Salinas la operación Ultramar Sur tenía un propósito similar a la operación Paperclip, aunque se diferenció de esta última por el absoluto contenido político que movilizó a quienes la pergeñaron. El objetivo -para estos investigadores- consistió en salvaguardar a la cúpula nazi a fin de poder utilizarla contra los soviéticos en caso de que se desencadenara un choque con Stalin. Los dirigentes nazis podrían servir para alinear a los alemanes junto a los aliados en caso de que una nueva guerra se desatara, hipótesis, por otra parte, que hasta el propio Hitler sostuvo hasta su inminente caída como posibilidad para pactar con los aliados un frente común contra los rusos.
De Nápoli y Salinas sostienen, en tal sentido, que “más de una decena de U-Bootes zarpó de Bergen y acaso también de Narvik en momentos en que Alemania capitulaba con la anuencia del almirantazgo británico. Aunque hundieron al Avondale Park, al Sneland I y un pequeño barreminas, estos “accidentes” no pusieron en riesgo la operación, y una docena de U-Bootes fue conducida a una isla deshabitada del Archipiélago de Cabo Verde, donde la E-Dienst había almacenado provisiones y combustible”. Cuando los submarinos se reúnen en este lugar se enteran que el gobierno de Flensburg, presidido por el almirante Dšnitz, ya había caído.

“Sobrevino allí la primera desilusión -aseguran estos autores- y la consecuente postergación sine die de la posibilidad de que los Estados Unidos y Gran Bretaña se lanzaran contra la Unión Soviética con ayuda de los restos de la Wehrmacht”.
En este punto, los submarinos, que estaban reunidos en Cabo Verde, se dividen en dos grupos: uno vuelve a Europa para entregarse y el otro continúa su viaje a Sudamérica. Una de las naves pertenecientes a este segundo grupo es localizada a fines de junio de 1945 por un avión del Comando Nordeste de los EE.UU. “y pocos días después, en las cercanías de la línea del Ecuador, se inició una seguidilla de choques: con el destructor Bocaina y una serie de aviones de la US Navy que cubrían el trayecto Dakar-Natal -uno de los cuales parece haber sido derribado- hasta el torpedeamiento del crucero Bahía por el U-977, hecho que por su envergadura y trascendencia obligó a los fugitivos -ya carentes de jefatura externa- a modificar los planes sobre la marcha.
“Es probable -plantean Salinas y De Nápoli- que para entonces el veloz submarino de la clase XXI se hubiera adelantado y desembarcado en el Golfo de San Matías”.

El gran misterio
El U-977 se entregó en Mar del Plata varios días después del U-530, que también se rindió ante las autoridades argentinas. La tripulación de ambos sumergibles fue conducida al PWO de Fort Hunt, Virginia, en cercanías de Washington. En los Estados Unidos los oficiales de ambas naves fueron acusados de colaborar en la fuga de Hitler y Eva Braun, aunque llamativamente -al menos para los autores de Ultramar Sur- recuperan su libertad en muy poco tiempo. Pese a ello, el Servicio de Inteligencia Británico los detiene nuevamente en Bélgica para someterlos a un interrogatorio. En Londres acusan a Martin Bormann y a otros jerarcas nazis de ser los responsables de la fuga de Hitler. Dos años más tarde son liberados, aunque jamás trascendió el contenido de las respuestas que dieron los oficiales del U-977 y del U-530, ya que el producto de esta investigación fue declarado secreto.

“Todo indica que fueron alrededor de seis los submarinos que atravesaron el Ecuador en su travesía hacia el sur, y no menos de cuatro llegaron a las costas argentinas -agregan Salinas y De Nápoli-. Al menos dos, luego de desembarcar una importante cantidad de pesadas cargas y pasajeros, fueron abandonados y hundidos cerca de la costa. Allí deben yacer aún”.

Se refieren, claramente, a los presuntos submarinos que estarían hundidos en la Caleta de los Loros.

Si bien los autores de “Ultramar Sur” aclaran en su libro que nunca fue su propósito determinar quiénes viajaron en los submarinos que llegaron a nuestras costas, no dejan de establecer en el texto la sospecha de que entre ellos se encontraban Hitler, Eva Braun y Martin Bormann, además de “Gestapo” Müller y un conjunto de jefes nazis de segunda línea de las SS y Waffen SS, como Walter Rauff, que se radicó en el sur de Chile. Así, Hitler y sus colaboradores habrían llegado a la Patagonia, en el contexto de la última operación secreta del régimen nazi.

La información del FBI
“Un paquete de 731 documentos del Federal Bureau of Investigation, recientemente liberado del secreto, prueba que los servicios de investigaciones norteamericanos sospecharon que Adolf Hitler había sobrevivido a la caída de Berlín en mayo de 1945 y conseguido huir a la Argentina a bordo de un submarino.
Según los documentos, el FBI consideró posible esta versión durante al menos cuatro años, y hasta movilizó a sus agentes en la búsqueda realizada en Buenos Aires y en Montevideo.

Las sospechas más fuertes con relación a la Argentina eran que Hitler y un grupo de sus allegados más íntimos habían arribado a las costas del Golfo de San Matías, en Río Negro, desplazándose después a una estancia en la zona de la cordillera, y que hasta había visitado a amigos alemanes en La Falda, Córdoba.
Uno de los documentos clave, fechado el 21 de septiembre de 1945, recoge el testimonio de un ciudadano argentino residente en Los Angeles, California. Aunque el nombre del testigo fue tachado por la censura norteamericana, se lee en él su versión de que el jefe del Tercer Reich llegó al golfo de San Matías dos semanas y media después de la caída de Berlín, ocurrida entre el 1 y 2 de mayo de 1945.

Según este testimonio, dos submarinos habrían llegado de noche a las costas del Golfo, y Hitler habría desembarcado de la segunda de las naves junto con dos mujeres, medio centenar de soldados y un médico. Del primer submarino se dice que desembarcaron otro médico y más soldados.
Aunque hoy la versión no es más que una hipótesis excitante, fantástica e inverificable, lo cierto es que submarinos nazis sí llegaron clandestinamente a la Argentina después de terminada la Segunda Guerra. Y hasta es posible que algunos de ellos lo hayan hecho en el lugar detectado hace 53 años por el FBI.
Ese lugar es un sitio remoto llamado Caleta de Los Loros, en medio de la costa que forma el Golfo de San Matías, y allí, bajo sus aguas, podría estar la respuesta a un misterio que lleva más de medio siglo sin resolverse.”
Texto tomado de: www.histarmar.com.ar/InfHistorica/BusquedasUBoats/Diarios/Lanacion060798FBIhitler.htm
¿Cómo llegar a La Caleta?
El Camino de la Costa nace en el balneario El Cóndor y finaliza en el Puerto de San Antonio Este, luego de recorrer alrededor de 180 kilómetros de numerosas playas y pesqueros del Golfo de San Matías.

La Caleta de los Loros, una suerte de enorme lago sometido al ir y venir de las mareas, constituye un área natural protegida donde los flamencos y cisnes de cuello negro le aportan al lugar un plus ideal para los amantes de la fotografía. Desde el mar, la entrada a la Caleta está precedida por un médano alto a la derecha y la barranca acantilada de la punta Mejillón a la izquierda. Durante la pleamar, su profundidad promedia los seis metros, aunque una vez que el mar se retira quedan extensas áreas apenas cubiertas por el agua y otras directamente al descubierto. Hay dos riachos que desembocan en la Caleta que fue, desde siempre, un refugio engañoso para los marinos que buscaron en ella un lugar seguro para capear un temporal en el golfo.
Cerca de la Caleta se encuentra el balneario Pozo Salado, con una de las playas más cautivantes del litoral rionegrino. Unos quince kilómetros antes de llegar a ella, Bahía Creek ofrece también la calidad de sus arenas, un mar intensamente azul y la posibilidad para el pescador deportivo de atrapar una rica variedad de peces como es frecuente a lo largo de todo el camino. Sucede que esta ruta le propone al viajero uno de los recorridos más singulares de nuestra región.
En la Reserva Faunística de Punta Bermeja el turista se deslumbrará con la colonia permanente de lobos marinos más grande de la Patagonia. Y en la Caleta, además de poder contemplar y disfrutar su belleza, podrá vincular el sitio con un relato que continúa siendo un motivo cautivante para numerosos investigadores del país y del mundo que buscan, incesantemente, los restos de dos submarinos que presuntamente estarían depositados en algún lugar de su lecho.

Según distintos investigadores, la última operación secreta del Tercer Reich pudo tener como destino las aguas del Golfo de San Matías.

El Camino de la Costa bordea el litoral del Golfo de San Matías y permite llegar hasta la Caleta de los Loros, tras vincular a Viedma con San Antonio Oeste.

Mario Chironi, en 1957, fue el primero en observar y fotografiar desde el aire la silueta de dos submarinos hundidos en la Caleta mientras piloteaba un Piper PA 11 de la provincia de