22/06/2017

Los convenios colectivos de trabajo (CCT) están hechos para cumplirse.

El sentido común nos dice que los sindicatos de trabajadores y/o gremios son los que llevan adelante la representación colectiva y personal de los trabajadores, no solo sentándose a discutir los aumentos salariales, sino también -y entre otros temas- defendiéndolos cuando son víctimas de despidos sin justa causa, hostigamiento, violencia o acoso. Dicho lo anterior, […]

El sentido común nos dice que los sindicatos de trabajadores y/o gremios son los que llevan adelante la representación colectiva y personal de los trabajadores, no solo sentándose a discutir los aumentos salariales, sino también -y entre otros temas- defendiéndolos cuando son víctimas de despidos sin justa causa, hostigamiento, violencia o acoso. Dicho lo anterior, queremos dejar claramente definido nuestro rol y posicionamiento frente al despido improcedente de la trabajadora de Aguas Rionegrinas Sociedad del Estado (ARSA S.E).
Aclarar el rol de un gremio frente a un despido ilegal no es necesario. La ciudadanía entera comprende que la Ley está hecha para cumplirse y los CCT son Ley, o sea, si no se siguen los pasos pertinentes, establecidos en la Ley, el despido es ilegal y, si a esto le sumamos que la trabajadora es despedida ‘casualmente’ después de denunciar hostigamiento y acoso, la aclaración del rol de un gremio o sindicato frente a esta situación es menos necesaria aún.
A partir de lo declarado por la referente de Sitsa en los medios, queremos agregar que lo ‘poco serio’ para quien conduce un gremio de trabajadores, es NO posicionarse al lado del quien fue despedida de manera improcedente. Los gremios no son un ‘club’, son lugares comunes para los trabajadores que, además de beneficios, ofrecen (o deberían ofrecer) protección y amparo ante las injusticias y deben velar (así como también los funcionarios y la patronal) por el cumplimiento de la Ley. Somos todos parte de un Estado de Derecho, nadie puede ser despedido sin una causa justa y de manera improcedente y, menos, luego de hacer denuncias por violencia laboral y hostigamiento.
Cuando hablamos del caso de la trabajadora de ARSA despedida improcedentemente (no de manera ‘aparente’ sino a partir de lo que la Ley plantea como IMPROCEDENTE), NO se trata de salir a realizar un ataque a quien la defiende, sino, quizá, se trata de plantearse seriamente el rol del sindicato Sitsa que hizo CASO OMISO a la situación (sea la trabajadora afiliada o no) de un despido ilegal y al NO cumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo, avalado por el Ministerio de Trabajo de la Nación.
La responsable del gremio Sitsa, Cristina Marcelini, dice en los medios que ‘nosotros (refiriéndose a Sitsa, suponemos) no hemos hecho nada’ y en otra parte que ‘como sindicato, no perseguimos a nadie, ni sacamos a nadie’.
Nosotros -como gremio de trabajadores también, como la UPCN- pensamos que eso ha de ser determinado por la Justicia y que la trabajadora, mientras tanto, debe ser apoyada (y lo será por UPCN), sin aumentar su malestar con cartas documento y agravando la injusticia que la dejó en la calle.
Es obligación de un gremio hacer visible las situaciones de injusticia. El trabajo es dignidad y trabajar dignamente es un Derecho.