El Camino de la Costa guarda en la Caleta de los Loros, en pleno Golfo de San Matías, uno de los misterios más inquietantes de la Patagonia. Equidistante de Viedma y San Antonio Oeste, hay quienes piensan que en la Caleta pudieron haber desembarcado los personajes más siniestros del régimen nazi algunos meses después de terminada la guerra.

Dos años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el Washington Daily News, en su portada del 18 de diciembre de 1947, anunciaba que “Un piloto nazi dijo que llevó a Hitler y Eva a Dinamarca”. Desde luego no podemos establecer el crédito que los lectores le dieron al titular de aquel día, pero lo cierto es que luego de tantos años, y sobre la base de la duda que pesa sobre la versión oficial de la muerte de Hitler y de su esposa, la noticia mantiene una relativa actualidad ya que es muy abundante la bibliografía que sostiene que el Führer no se suicidó en Berlín y que, por el contrario, escapó a pocas horas de la rendición de Alemania.

Según lo publicado por ese matutino, un ex oficial de la Luftwaffe, Ernest Baumgart, mientras prestaba declaración por haber pertenecido al grupo responsable del campo de concentración de Oswiecim, mencionó que él había llevado a Hitler y a Eva Braun a Dinamarca antes de que Berlín cayera en poder de las fuerzas de la Unión Soviética.

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Dos años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el Washington Daily News, en su portada del 18 de diciembre de 1947, anunciaba que “Un piloto nazi dijo que llevó a Hitler y Eva a Dinamarca”. Desde luego no podemos establecer el crédito que los lectores le dieron al titular de aquel día, pero lo cierto es que luego de tantos años, y sobre la base de la duda que pesa sobre la versión oficial de la muerte de Hitler y de su esposa, la noticia mantiene una relativa actualidad ya que es muy abundante la bibliografía que sostiene que el Führer no se suicidó en Berlín y que, por el contrario, escapó a pocas horas de la rendición de Alemania.

Según lo publicado por ese matutino, un ex oficial de la Luftwaffe, Ernest Baumgart, mientras prestaba declaración por haber pertenecido al grupo responsable del campo de concentración de Oswiecim, mencionó que él había llevado a Hitler y a Eva Braun a Dinamarca antes de que Berlín cayera en poder de las fuerzas de la Unión Soviética.

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30/01/2006

Los submarinos del Golfo II

El Camino de la Costa guarda en la Caleta de los Loros, en pleno Golfo de San Matías, uno de los misterios más inquietantes de la Patagonia. Equidistante de Viedma y San Antonio Oeste, hay quienes piensan que en la Caleta pudieron haber desembarcado los personajes más siniestros del régimen nazi algunos meses después de terminada la guerra.

Dos años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el Washington Daily News, en su portada del 18 de diciembre de 1947, anunciaba que “Un piloto nazi dijo que llevó a Hitler y Eva a Dinamarca”. Desde luego no podemos establecer el crédito que los lectores le dieron al titular de aquel día, pero lo cierto es que luego de tantos años, y sobre la base de la duda que pesa sobre la versión oficial de la muerte de Hitler y de su esposa, la noticia mantiene una relativa actualidad ya que es muy abundante la bibliografía que sostiene que el Führer no se suicidó en Berlín y que, por el contrario, escapó a pocas horas de la rendición de Alemania.

Según lo publicado por ese matutino, un ex oficial de la Luftwaffe, Ernest Baumgart, mientras prestaba declaración por haber pertenecido al grupo responsable del campo de concentración de Oswiecim, mencionó que él había llevado a Hitler y a Eva Braun a Dinamarca antes de que Berlín cayera en poder de las fuerzas de la Unión Soviética.

Patrick Burnside, en su libro “El escape de Hitler”, transcribe esta nota periodística cuyo recorte obra en los archivos del FBI que a fines de junio de 1998 fueron abiertos y que reúnen, bajo la carátula 65-53615, toda la información vinculada a la posible fuga de Adolfo Hitler. “Baumgart, de 32 años, fue declarado psíquicamente sano después de un examen psiquiátrico efectuado dos meses antes”, aclaraba el Washington Daily News y agregaba más adelante: “Baumgart testificó que el 28 de abril de 1945 aterrizó en Magdeburgo y fue a Dinamarca el 29 de abril, llevando a Hitler y a su mujer fuera de Berlín”.

El avión aterrizó a 45 millas al norte del río Eider y según este oficial de la Luftwaffe “Hitler y Eva esperaron media hora por otro avión, el cual los recogió y se fue con destino desconocido”. Burnside aporta en su investigación que esta misma noticia fue recogida en un editorial de la revista Zig Zag de Chile, del 16 de enero de 1948, y amplía la información al punto de sostener que la pareja fue dejada en Tonder (Dinamarca) donde otro avión la llevó a Krstiansand (Noruega) desde donde habría embarcado en un submarino con rumbo desconocido.

La ruta
Viedma/El Cóndor y San Antonio Oeste/Las Grutas constituyen los extremos del Camino de la Costa. El Faro de Río Negro, el primero que entró en servicios en la Patagonia (1888) se yergue sobre los enormes acantilados que singularizan la ruta en el balneario El Cóndor. Allí mismo nace la zona de nidificación de la colonia de loros barranqueros, en su tipo, la más grande del mundo.

Treinta kilómetros más adelante, en Punta Bermeja, la colonia permanente de lobos marinos más numerosa de la Patagonia se refugia debajo de las enormes paredes que resisten la furia del mar y que en Las Grutas urdió en sus acantilados las cavidades que dan nombre al balneario de las aguas más cálidas de la Argentina.

La ruta, construida hace poco más de una década, recorre aproximadamente un tercio del litoral del golfo de San Matías. Numerosos sitios y playas, cuyas arenas, en muchos casos, apenas han sido holladas por el hombre, convocan el espíritu de explorador que todos los hombres compartimos. Aunque también el Camino de la Costa está vinculado a un misterio: la presunta existencia de dos submarinos nazis hundidos en la Caleta de los Loros.

El martes pasado publicamos un informe sobre este mismo tema que tiene fuerte vinculación con la fuga de al menos seis submarinos alemanes que habrían llegado a nuestro país meses después de terminada la guerra, dos de los cuales se entregaron en Mar del Plata en julio (U-530) y agosto (U-977) de 1945.

La operación -conocida como Ultramar Sur- habría contado con la complacencia del Almirantazgo británico para permitir el escape de jerarcas nazis ante la posibilidad de que pudieran resultar útiles para unificar a los alemanes en una hipótesis de guerra contra la Unión Soviética, hipótesis, por otra parte, que el efímero gobierno de Dönitz, sucesor de Hitler, guardó tras la caída de Berlín al pensar que los británicos y los Estados Unidos continuarían la guerra contra Stalin.

No es extraño, en consecuencia, que este último jamás tomara en serio que los cuerpos calcinados con nafta que hallaron sus hombres en los jardines de la Cancillería pertenecieran a Hitler y a Eva Braun. Stalin dudó siempre sobre la historia oficial de una muerte que se ha constituido en motivo de mil interrogantes para quienes sospechan que efectivamente el responsable del Holocausto logró evadirse del Ejército Rojo.

Las tropas rusas fueron las primeras en llegar al führerbunker, la fortaleza construida con concreto a quince metros de profundidad para salvaguardar a Hitler de los incesantes bombardeos que hostigaron a Berlín hasta un minuto antes de su caída. No son pocos, por otra parte, los que se preguntan quiénes fueron los que hace más de sesenta años llegaron en los submarinos que estarían hundidos en la Caleta de los Loros.

Cualquier respuesta provoca un sinfín de conjeturas y es un terreno fértil para desatar la imaginación de cualquiera. Sin embargo existen publicaciones muy rigurosas, como el libro de Juan Salinas y Carlos De Nápoli, dos autores que trabajaron también en la investigación sobre el atentado a la AMIA, que han sido tomadas como el núcleo argumental de una importante producción que financió Mario Pergolini.

El documental, que será comercializado en la Argentina pero sobre todo en el resto del mundo, gira sobre este tema y tiene como escenario dominante la Caleta de los Loros, en el Camino de la Costa.

Periscopio en San Antonio
El 10 de julio de 1945 el U-530 llegó a la base de submarinos de Mar del Plata para entregarse ante las autoridades argentinas bajo el mando del teniente de fragata Otto Wermuth, de apenas 25 años de edad. Un mes después, el 17 de agosto, el U-977 repetía la misma escena, comandado por el capitán de fragata Heinz Schaeffer.
Sin embargo, entre la rendición de esas dos naves, y sobre todo entre los días 19 y 25 de julio de 1945, se sucedieron varios avistamientos de submarinos en el mar argentino y la Armada registró estas presencias en diversos documentos secretos.

El diario “La Nación”, en 1996, publicó por primera vez -en un informe sobre los submarinos de la Caleta- que en documentos secretos de la Armada consta que el 19 de julio de 1945 se le enviaba al Estado Mayor General un mensaje que continúa abonando más de una hipótesis: “Periscopio-San Antonio Este. He dispuesto reforzar exploraciones allí”. El 25 de julio, en otro informe secreto, se daba cuenta del avistamiento de un submarino en el área de Claromecó y se disponía el patrullaje aéreo y naval de la zona, manteniendo un torpedero listo para la acción.
En Necochea, Copetonas y San Clemente del Tuyú se repitieron sucesos similares. ¿Las observaciones reportadas desde San Antonio podrían conectarse con los submarinos que estarían hundidos en la Caleta?.

A fines de julio de 1945 una residente del lugar, la señora de Paisani, vio desde su casa un submarino muy cerca de la costa. Sus dichos han sido publicados por diversos autores y periodistas. Quien fuera durante muchos años juez de paz de Viedma, don Cándido Campano, le refirió a Mario Chironi la existencia de submarinos hundidos en la Caleta mucho tiempo antes de que este último pudiera observar y fotografiar desde el aire la sombra de dos sumergibles en el fondo marino y constituir con su testimonio el primer indicio más firme sobre la veracidad de esta historia.
De todos modos, cualquier respuesta jamás será concluyente hasta que no se compruebe efectivamente la existencia de esas naves, aunque al mismo tiempo es imposible dudar cuando uno camina en la Caleta y se deja llevar por lo que su paisaje nos inspira.

El misterio se hace presente a partir del mismo momento en que uno pisa sus arenas e imagina que quizás, debajo de las huellas que dejamos mientras la recorremos, se esconde la pisada de algunos de los personajes más siniestros del siglo XX.

El U-530 se rindió en Mar del Plata el 10 de julio de 1945, dos meses después de la rendición de Alemania.

Rusia conserva esta prueba de lo que algunos consideran sólo como un presunto fragmento del cráneo de Hitler.

Por el Camino de la Costa se llega a Caleta de los Loros, en pleno golfo de San Matías.

En las arenas de la Caleta habrían estampado sus pasos los personajes más siniestros del siglo XX.